Sombrío panorama económico para primer semestre del 2023, señalan académicos de la UNA
Rafael Arias, académico jubilado de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA), explicó que el poder adquisitivo de los ticos es limitado, muchos mantienen el mismo salario que percibían antes de la pandemia y con él deben enfrentar el elevado costo de la vida postpandemia, otros perdieron su trabajo. A esto se debe sumar el alto endeudamiento, el incremento en las tasas de interés y el aumento en las cuotas de los créditos en dólares y colones.
Ante el desempleo nació el «emprendimiento de subsistencia» como solución a la crisis y se suman al 43% de las personas con empleo informal (1 millón de personas aproximadamente), señaló Shirley Benavides, economistas de la UNA.
Benavides reafirmó la caída en la calidad de los ingresos de los ticos, pues además 300 mil personas aproximadamente tienen subempleos. De ahí que el consumo se ha visto limitado, lo que impacta negativamente el crecimiento de la economía del país.
Mientras esto ocurre en el país a nivel internacional el Fondo Monetario Internacional proyecta un crecimiento económico global por debajo del 3% y de un 1,7% para América Latina y el Caribe.
La guerra en Ucrania, el precio de los combustibles, las políticas antinflacionarias y la crisis de los contenedores dejaron marca en la economía del mundo entero. Algunos de estos factores aún nos acompañarán en el 2023 y seguirán talando las proyecciones de crecimiento, sostienen.
Sectores muy afectados han sido la construcción, agricultura y comercio; y como consecuencia final, el bolsillo de los consumidores. La inflación importada de la crisis de los contenedores encareció las materias primas.
Fernando Rodríguez, académico de la Escuela de Economía de la UNA, enumeró que la producción agrícola, avícola y porcina, se encareció por esta situación, aumentando así el precio final de estos productos de la canasta básica costarricense. Lo mismo sucedió con el rubro transporte dado al incremento en los combustibles y el tipo de cambio.
Rodríguez argumentó que todos estos factores frenan el crecimiento y la creación de nuevos empleos dado que la inversión privada se ve limitada por la baja en el consumo dado el costo de la vida y el limitado poder adquisitivo del costarricense.
Por su parte, Benavides agregó el cambio climático como otro fuerte golpe en el sector agrícola, pues muchos han pedido sus inversiones por inundaciones o sequías, en Costa Rica y en el mundo entero, impactando así los precios de los productos en general.
Benavides explicó que la recesión estadounidense frenó la entrada de productos ticos a este mercado, pero además contrajo el turismo, por lo que recibimos menos visitantes de estas latitudes, limitando el crecimiento del sector. Sumado a este panorama, el problema de la migración hacia este país del norte nos tocó directamente, pues nuestro territorio es ruta de paso para quienes buscan el sueño americano.
«La recuperación en Europa y Estados Unidos será muy lenta, y esto afecta a las exportaciones de países como Costa Rica, debido a la enorme vinculación y dependencia que tenemos con estos mercados», detalló Leiner Vargas, economista y catedrático de la Universidad Nacional de Costa Rica en un artículo para la plataforma UNA Comunica.
¿Cómo enfrentar el 2023?
Fernando Montero, académico de la Escuela de Administración UNA, recomienda ser muy prudente con los gastos que realizarán las familias costarricenses. Es necesario evaluar y priorizar. Montero proyecta un segundo semestre con mejores condiciones por lo que propone no endeudarse durante los primeros meses del año. Es mejor esperar para la compra de un nuevo automóvil o una casa.
Montero reconoció que al limitar el crédito y contraer el consumo privado el 2023 tendrá un crecimiento comprimido.
Presupuestar y optimizar es la recomendación de Benavides, más aún en las zonas rurales y costeras, donde las brechas salariales son más profundas y las oportunidades de empleo son limitadas.
La especialista mostró su preocupación por estos sectores donde mujeres, migrantes y jóvenes son los más afectados por la crisis y no cuentan con el perfil para conseguir empleo de calidad.
«Las brechas salariales son abismales entre la zona urbana y la zona rural, por esta razón quienes están en esas zonas deben cuidar aún más su dinero», advirtió la académica.
«Urge mejorar las condiciones de ingreso en la ruralidad y en las zonas costeras» propuso Benavides.
Arias se sumó a esta preocupación e hizo un llamado a las autoridades de gobierno pues se requieren políticas públicas, sectoriales, territoriales y de género para mejorar el acceso a empleo formal y mejor remunerado, así como el acceso a la educación de calidad.
Además alertó que la crisis actual nos aleja cada vez más de alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible suscritos por el país.
«Caminamos por senderos difíciles en lo económico durante este 2023, acelerar los procesos de inversión en infraestructura, fortalecer los mecanismos que reduzcan las trabas al emprendimiento e innovación, garantizar mejores condiciones que impulsen un trabajo formal y decente, así como, mantener la disciplina fiscal y la estabilidad macroeconómica son temas que en definitiva colaborarán para lograr pasar a salvo este ciclo recesivo global», propuso Vargas como ejes de solución para navegar el año que inicia.