Por mucho que nos pueda llegar a chocar, existen madres que conciben a sus hijos como simples objetos, necesarios para conseguir todo aquello que quieren. Son capaces de todo por tener su atención, y obtener de ellos todo lo que se propongan. Es una postura muy egoísta de la maternidad, donde los hijos deben ser sometidos a la voluntad de la propia madre. Son las denominadas: madres manipuladoras y victimistas.
Esta clase de madres, desde que sus hijos son muy pequeños, utilizan sus puntos débiles para poder manipularlos. Normalmente utilizan la pena, y repetirle a sus hijos lo penosa que es su vida, y lo desgraciadas que se sienten. Con la lástima buscan que las personas que les rodean, sientan la necesidad de hacer todo lo posible para que se sienta bien, y si se puede, incluso feliz.
Los hijos son las víctimas perfectas, porque son más fácilmente manipulables. Esta clase de madres saben todos los puntos débiles de sus hijos, y saben utilizarlos a su conveniencia. Así que, desde pequeños serán víctimas de una manipulación feroz por parte de la persona que más quiere, y de la que más atenciones necesita. Eso es muy duro de gestionar, y esos hijos, serán en un futuro, adultos que arrastrarán grandes trastornos emocionales, así como una falta total de afectividad.
Las madres manipuladoras y victimistas, solo buscan su bienestar, y todas las atenciones que necesitan. Los hijos, como personas que conviven con ellas, soportarán y sufrirán esas manipulaciones, haciendo todo lo que sea posible porque su madre se sienta bien. Esta clase de madres son capaces de destruir la autoestima, la seguridad, y el bienestar emocional de sus hijos con tal de conseguir todo aquello que anhela. El precio que hace pagar a sus hijos es realmente alto, ya que les destruirá por completo por pura conveniencia.
Perfil de una madre manipuladora y victimista
Las madres manipuladoras y victimista tienen unos rasgos muy comunes, y a continuación las repasamos:
Son egoístas.
Las madres manipuladoras y victimistas solo miran por ellas, y no dudan en chantajear y manipular a sus hijos con tal de conseguir aquello que quieren o anhelan.
Son afectivamente inmaduras.
Suelen ser personas que nunca han tenido las atenciones y el cariño de las personas más cercanas, como pueden ser sus propios padres. Y esa falta de atenciones las suple a través de sus propios hijos.
No son empáticas.
Jamás se pondrán en el lugar de los demás. Simplemente no les importa lo más mínimo. Para ellas mismas son lo primero, y no son capaces de ver el daño que pueden hacer para obtener aquello que quieren y desean.
Son personas negativas.
Las madres manipuladoras y victimistas suelen desprender un halo de negatividad allí por donde pasan. Siempre expresarán lo desgraciadas que son, y la mala vida que han tenido.
Son hábiles a la hora de detectar las debilidades. Esta clase de madres son muy astutas a la hora de saber cómo manipular a sus hijos. Para ello buscará sus puntos débiles, y lo utilizarán para su propia conveniencia.
Tienen una baja autoestima.
Suelen ser personas que no tienen una percepción positiva de ellas mismas, y buscan la aprobación de los demás. En este caso, buscará que sus hijos dependan de ella, y de ese modo sentirse más fuertes.
Poca tolerancia a la frustración.
Si no consiguen sus propósitos, entrarán en cólera, e incluso se pueden poner agresivas, llegando en algunos casos al abuso emocional.
Utilizan la culpa para todo.
Haciéndose las víctimas consiguen que sus hijos sientan culpa del estado de sus madres, y alguien que sienta culpa será capaz de todo para reparar ese supuesto daño. Y ello es la mayor técnica de manipulación de esta clase de madres.
Cómo actúan las madres manipuladoras y victimistas
Las madres manipuladoras y victimistas lo primero que descubren son las debilidades de sus hijos. Sabe cómo hablarles y cómo comunicarles lo que pretende. Gracias a ello, podrá manipularlos del modo más efectivo, y de ese modo, conseguir todo aquello que anhelan y desean.
Para obtener las atenciones que buscan de sus hijos, les repetirá un discurso estudiado, para que sus hijos sepan lo desgraciadas que son, y lo mucho que sufren. Dando pena consiguen toda la atención de los demás, y ellos tendrán siempre la necesidad de cuidar y atender las voluntades de sus madres, con tal de que se sientan bien de nuevo.
Si haciéndose las víctimas no consiguen aquello que desean de sus hijos, esta clase de madres pueden recurrir a la violencia psicológica y emocional. En estos casos, puede utilizar el reproche, la crítica, o la agresión verbal con tal de someter a su voluntad a sus propios hijos. Las madres manipuladoras y victimistas tienen muy claro sus objetivos, y harán todo lo posible por conseguirlo, independientemente del daño y el sufrimiento que puedan generar a su propia descendencia.
El daño que pueden llegar a hacer a sus hijos
Una de las primeras consecuencias de tener una madre manipuladora y victimista, es tener una baja autoestima. Esta clase de madres intentarán por todos los medios, destruir la autoestima de sus hijos, ya sea mediante críticas hirientes, reproches y juicios dañinos. Les hará creer que incluso que son malas personas si no cuidan y hacen todo por su madre. Ello tiene una repercusión muy dañina sobre la percepción de sus hijos acerca de ellos mismos. Los destruirá para poder someterlos a su voluntad. Se convertirán en personas inseguras y dependientes de sus madres, y estas se aprovecharán de ello.
Estar siempre a expensas de la voluntad de una madre tan exigente, suele generar grandes niveles de estrés y ansiedad. Los hijos de madres manipuladoras y victimistas suelen desarrollar graves episodios de ansiedad, ya que estar siempre en alerta y pendiente de las exigencias de una madre con estas características, genera una gran angustia, difícil de gestionar.
También el estado anímico de los hijos de una madre manipuladora y victimista, se verá resentido. Estar sometido a esa gran presión, y a las constantes atenciones hacia la madre, descuidando las de uno mismo, hace que esa persona se sienta totalmente desolada, sufriendo de modo constante, repetidos episodios de depresión.
Por último añadir, que esta clase de madres puede hacer que sus hijos experimenten emociones tan negativas como el miedo, la tristeza, o los temidos sentimientos de culpa. Sufrir y no saber cómo gestionar dichas emociones, puede generar un gran nivel de angustia, que paralizará por completo a las víctimas de esta clase de manipulaciones.
Cómo parar a una madre manipuladora y victimista
Cuando somos niños, nadie tiene las herramientas para poder hacerle frente a una madre manipuladora y victimista. Entonces poco podemos hacer para no caer en su trampa. Pero en la edad adulta, podemos llegar a identificar que nuestra propia madre está ejerciendo un poder tóxico en nosotros, llegando a conseguir que hagamos todo lo que ella quiere.
Si somos capaces de llegar a identificar cuál es el problema, ya hemos conseguido dar un gran paso. En ese momento es imprescindible que tomemos la decisión de establecer unos límites con nuestra propia madre. Para ello es imprescindible que nos encontremos fuertes emocionalmente, para de ese modo poder comunicar que no vamos a dejarnos manipular más, haciéndole saber hasta dónde puede llegar con nosotros y hasta donde no. Es muy importante que nuestra madre los comprenda, y los respete. También tiene que saber que si continúa con su actitud, empezarás a alejarte de ella. Todos sus actos tendrán consecuencias, y debe comprenderlo. Por ese motivo, es necesario un mensaje claro y directo, y un tono de voz neutro, que no piense que es una rabieta, tienes que mostrarte firme en tu decisión, de lo contrario no la respetará nunca.
Las personas que han sido sometidas a tal grado de chantaje por parte de madres manipuladoras y victimistas, son personas heridas. Para poder reconstruir su autoestima, controlar su ansiedad, y mejorar su estado de ánimo, es imprescindible la ayuda profesional. La terapia podrá ayudarte a sanar esas heridas, y de ese modo, tener una vida completa y sana. ¡Adelante!
Fuente: Daniel Molina / Psicólogo Emocional Online