Por:wwwproductosgourmet.online
Generalmente, una de las formas de distinguir un buen café, es por la sensación táctil causada por la densidad del café en la boca, su textura, viscosidad, peso y grosor. De igual forma que un catador de vino, se debe primero inhalar el olor del café.
La característica aromática se debe a todos los compuestos que se generan durante el tostado de café, muchos de estos compuestos son volátiles por lo que generalmente podemos apreciar mejor la fragancia después de haber molido el café, dejando una grata sensación al olfato (esto es lo primero que evalúa un catador profesional).
Por lo general los cafés de especialidad tienen estas características, un buen cuerpo, sintiendo un gran sabor después de haberlo tomado, y este factor está relacionado con los aceites y sustancias que se extraen de los granos a lo largo de su tratamiento. Lo podemos notar más en cafés que durante su desarrollo en el cafeto obtuvieron los nutrientes necesarios que, además, en su proceso de tostado desarrollaron y resaltaron dichos compuestos. No podríamos describir algo tan especial como el café, pero sí de aquella increíble fragancia, cuerpo, acidez y por supuesto no haciendo a un lado su sabor especial. Cada grano de café es único y proporciona complejidad en la taza, haciendo que los compuestos de aroma sean diferentes para cada variedad y calidad de café.
