El café, tal como lo conocemos, es el producto de la extracción de café tostado utilizando agua caliente. Su origen nos traslada a tiempos tan antiguos como el siglo XIII en el continente africano, donde los habitantes empezaron a descubrir sus cualidades energizantes. Viajó por los siglos y el mundo desde África hasta Europa, y con la colonización cruzó a las Américas, extendiéndose como actividad agrícola, como industria e integrándose a la forma de vida y los hábitos de poblaciones en todo el mundo.

Granos maduros

La base de un buen café tiene su origen en el fruto mismo de la planta. Los productores de café en el mundo entero se esmeran en que la recolección de la fruta se haga en su mejor estado de maduración, lo que mejora las cualidades sensoriales de la bebida ya industrializada y le imprime características únicas.

Variedades de café

En el mundo se siembran comercialmente dos variedades de café:

  • El arábico, dominante en tierras sobre los 1000 metros de altura, con potencial para producir cafés con tazas limpias, notas dulces, frutales y con mayor acidez.

  • El robusta, sembrado a menor altura, normalmente más resistente a enfermedades, pero cuya taza es más fuerte, menos aromática, áspera y con notas amargas.

Estas variedades se utilizan solas o en mezclas para generar una amplia gama de efectos en el producto final.

Elaboración del café

El proceso para elaborar el café comienza con la recolección de las frutas en el campo. Una vez en el beneficio, los granos de café pasan por un proceso de fermentación que permite la eliminación de la parte carnosa de la fruta y libera el grano.

Este último pasa por diferentes procesos de secado hasta obtener lo que se conoce como café en pergamino, que es la materia prima que se almacena para luego utilizarse en las industrias de tostado.

Antes de ser trasladado a las tostadoras, el café se pela de su pergamino y queda en un grano verde, que es el que se tuesta directamente para obtener el producto terminado.

Proceso de tostado

El proceso de tostado se realiza mediante el calentamiento indirecto de los granos en un tambor giratorio, que busca distribuir el calor de la mejor manera posible para generar un calentamiento de adentro hacia afuera. Esto carameliza los componentes del café, elimina la humedad y logra un color bronceado homogéneo, además de liberar aceites, sustancias aromáticas y todas las cualidades sensoriales propias del grano.

El grano tostado se enfría y pasa luego a procesos de empaque, ya sea en grano entero o molido. Este es el producto que conocemos como café tostado.