Los verdaderos amantes del café reconocen cuando es bueno: tiene esa textura cremosa, intensidad y aroma inconfundibles. Pero ¿es incompatible con el hielo? En absoluto. Puedes beber tu café favorito en su versión refrescante sin que quede aguado, amargo, ácido o con sabor a ceniza.
Aunque es bastante fácil prepararlo, puesto que sólo se necesita agua y granos de café; la variedad, la calidad del grano o la cafetera pueden afectar a su sabor. Para sortear este problema, no hace falta que inviertas tus ahorros en equipos costosos. Te explicamos qué debes hacer para conseguir un resultado perfecto.
Si lo tuyo es el espresso
Si tienes una máquina de presión, pon el programa más corto para obtener un concentrado con poco líquido, ya que el resto de agua se liberará al entrar en contacto con el hielo. Si quieres un café frío más largo, prepara un espresso doble.
La mayoría de expertos señalan que con un cubito de hielo es suficiente, sino podría aguarse. Recuerda: cuanto más grandes sean los cubitos, más lentamente se derretirán.
Un truco para evitar que se agüe nuestra bebida es congelar café en forma de cubitos, que debe estar frío cuando se eche en la cubitera. También se aconseja añadir el hielo un rato después de haber preparado el café, para que no esté tan caliente y disuelva los cubitos enseguida.
Este método es perfecto para los amantes del café con leche. Verter la leche o bebida vegetal fría en una copa llena de estos cubitos crea un efecto visual muy llamativo.
Si vas a hacer tus propios cubitos de hielo, usa agua filtrada o embotellada de calidad para obtener mejores resultados. Asegúrate de que los moldes no tienen restos de aromas o sabores previos, y colócalos en un congelador totalmente limpio.
Con una prensa francesa
En un café con hielo solo cambia el estado de una parte del agua empleada. Al prepararlo con una prensa de 1 litro, se emplean aproximadamente 55 gramos de café molido. Si añadimos hielo, podemos reducir esa cantidad de agua a la mitad, es decir, usar solo medio litro. Sino el café se aguará.
Con la cafetera de filtro manual
El método es igual que con la prensa francesa: solo utilizar la mitad de agua caliente. Los cubitos de café regularán la intensidad.
Muchas personas dejan caer el café directamente sobre los cubitos de hielo en la jarra o en la taza de café. Sin embargo, los baristas recomiendan filtrar el café como siempre (solo que con el doble de intensidad) y, cuando termine, verterlo sobre los cubitos de hielo. Así desprenderá mejor todos sus aromas.
Con una coctelera
Otra forma de enfriar el café sin que se agüe es usar una coctelera. En este caso necesitarás cubitos o hielo picado y un café el doble de concentrado de como lo tomas habitualmente.
Pon los cubitos o hielo picado en la coctelera y echa el café en ella. Agítalo con energía y viértelo en uno o dos vasos grandes. Si te ha salido bien, verás que tiene una apetecible capa de espuma en la parte superior.
El clásico ‘cold brew’
Esta bebida estuvo de moda hace unos años. En realidad, es bastante diferente a un café, ya que es, literalmente, una infusión. Tiene sabor más dulce y baja acidez, pero más cafeína.
Para preparar el cold brew, primero muele café en grano, dejando una textura gruesa, como de ‘piedrecitas’. Utiliza un litro de agua del tiempo por cada 250 gramos de café y déjalos infusionar en un recipiente cerrado, fuera o dentro de la nevera, durante un tiempo de 8 a 24 horas. A continuación, fíltralo y añade leche y/o azúcar si lo prefieres.
Otro consejo: sirve el café en un vaso bien frío que hayas guardado en el congelador, siempre utiliza café recién hecho para que no pierda aroma y mueve los hielos un poco antes de verter la bebida sobre ellos, para que suelten un poco de líquido, como con los buenos cócteles.
Recuerda que un vaso grande es un mal aliado del café con hielo, porque hace perder superficie de contacto entre el café y los cubitos, de modo que este se enfría con mayor lentitud y a la vez recibe demasiada agua del hielo. Lo ideal es usar un vaso estrecho de caña o vaso corto de zurito.
Qué tipo de café usar
Cuando el café está agrio una vez se ha enfriado, significa que este es malo y contiene demasiado ácido clorogénico.
Para evitar esto, se recomienda usar cafés procesados en húmedo procedentes de países africanos como Etiopía, Kenia o Tanzania, o de América, como Costa Rica o Colombia, conocidos también como cafés de altura. Estos tienen a menudo una acidez viva y agradable, son muy adecuados para el verano y fríos saben muy bien. Siempre que sean de calidad.
Tampoco uses cafés demasiado tostados, porque con el frío desprenden un sabor como a quemado, desagradable. Es mucho mejor usar café poco tostado, más caramelizado. Los cafés los distinguirás por el color del grano. Si es muy oscuro es que está bastante tostado, si es más claro lo estará menos.
Fuente: www.lavanguardia.com